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¿Cómo sabe que está en el camino?...

  • María del C. Marrero
  • 26 jul 2016
  • 3 Min. de lectura

¿Cómo sabe que está en el camino? ¿Cómo sabe que con quien habla y recibe consejos en su interior es su Maestro o acaso es su ego?


Les repito, hay niveles y niveles de comprensión que las lecturas no le ayudan a alcanzar, solo se quedan como letras muertas si no hay acción. Solo llegarán a un nivel y de ahí no podrán avanzar vertiginosamente. ¿Quieren hacer el trabajo ahora o algún día cuando no esté tan ocupado?


Hay que estar claro con lo que realmente buscamos. Hay muchos aprovechados que han manipulado el conocimiento para beneficio propio.


Un Maestro hace y dice cosas que parecen sencillas o incoherentes buscando siempre el entendimiento y por consiguiente el crecimiento del iniciado.


Existen los buscadores mal llamados iniciados ya que no hay un Maestro que les haya corregido ese error; como dice nuestro gurú, son turistas espirituales. Hay una gran diferencia entre el buscador y el iniciado.


El buscador está de libro en libro, de taller en taller, de grupo en grupo sin un verdadero fin para llegar a su interior. Sin comprometerse con el servicio a la humanidad y a su propio trabajo interno. Solo anda repitiendo, creyendo sin investigar y llegar a las profundidades como lo hace un verdadero investigador para llegar a las grandes verdades.


El iniciado que está al servicio de la humanidad, se somete a prácticas, cambios, modificaciones de su interior, de su verbo, de sus pensamientos, de sus actitudes, entre otros. Está en una constante vigilancia día y noche, instante a instante. Ahí es cuando sale de la rueda y por gracia le toca un Maestro iluminado humano que lo va llevando paso a paso para que vaya descubriendo todo lo que encierra su interior que oscurece la luz de su grandioso maestro, su Ser Real.


Este Ser iluminado conoce sus vidas pasadas, que hicieron bueno y malo, la razón por la cual está aquí, que tiene que trabajar, donde se puede caer, que lo puede ayudar a avanzar en el camino, entre otras. Nos convertimos en un libro abierto para él. Por tal razón, sabe que tareas debemos realizar, que prácticas y que servicio hacia la humanidad para ir puliendo, limpiando todos los agregados psicológicos, malas costumbres que nos mantienen ciegos entorpeciendo el camino y no permiten seguir adelante. Es un camino de duros procesos y grandes satisfacciones.


En este camino escogemos seguir en el brincar y brincar como turistas espirituales, creyendo que están en el camino o seguir la luz que puede alumbrar nuestro sendero para la gran victoria.


Ya cuando decidimos dar un paso de esta índole hacia la luz surgen muchas pruebas para el iniciado. El camino de la purificación lleva muchos procesos de descubrir, cómo y por qué ocurren los eventos de la vida, como ellos llevan el proceso de evolucionar en forma conscientiva.


Una desobediencia a su Maestro puede provocar mucho sufrimiento. Según el crecimiento del iniciado, la desobediencia se viste con trajes sutiles que llegan y no dejan ver los eventos. Dejan vendas oscuras que no permiten ver lo que ocurrirá y aunque se lo adviertan con la sutileza con la que vienen, no permite ni escuchar.


Aunque nos guíen en estos procesos tampoco se escucha, hay que pasar el trago amargo para que la experiencia dé el grado de comprensión.

Hay que saber que cada palabra, cada gesto, cada advertencia tiene también un grado de comprensión. El estar despiertos también tiene en grado de comprensión. Los eventos tienen sus grados de entendimiento en el gran mar de conocimiento.


Hay que prestar atención a todo lo que se ve y se escucha; obedecer nuestro interior y sobre todo al Ser, que con profundo amor le guía.


Todo tiene sus grados y por tanto los eventos para pasar a otro nivel de conciencia también.


Escuchar no es tan solo lo que verbaliza el Maestro, sino entender y comprender que cada palabra tiene una razón, una energía y una fuerza para ayudar al discípulo a pasar la prueba.


Una variación, una desobediencia desencadena una serie de eventos que al final llevan al discípulo a mucho sufrimiento. Por tal razón, el estar despierto significa velar cada paso, cada pensamiento, cada gesto y pisar con firmeza en el camino de la luz.


Hay que dejar el ajetreo del día a día que solo lleva al ser humano a dormirse; hay que estar velando todos nuestros momentos y todo lo que decimos.


María del C. Marrero

Discípula del V.M. Rafiel

Dirigente del Centro Atómico de la Sabiduría del V.M. Rafiel





 
 
 

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