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Muchos escritos hablan de la muerte...

  • María del C. Marrero
  • 27 jul 2016
  • 3 Min. de lectura

Muchos escritos hablan de la muerte y de la vida después de la muerte. Cuando un Ser ya ha finalizado su recorrido en este espacio tiempo deja su cuerpo y este se convierte en desecho. ¿Por qué? Porque ya la esencia no se encuentra manejando el cuerpo, se marchó hacia los confines del interior profundo en un sueño, hasta el momento que le corresponda retornar. El ser humano no comprende este proceso y lo vemos como algo catastrófico y muy doloroso.


Podemos observar que es costumbre decir las frases, “RIP”, te acompaño en tus sentimientos”, “lo siento”, etc. y les pregunto, ¿en qué forma contribuyen estas frases a una persona que tuvo una pérdida? Muchos dirán, “de consuelo”, “es por educación”, etc.”, ¿usted cree que esto aliviará su dolor? ¿No cree que está teniendo sentimientos de hipocresía o por cumplir, todo por hacer valer una costumbre? Ese sentimiento que promulgan las personas a través de estas frases no son reales porque muchos ni las sienten, quiero aclarar que me refiero a personas no cercanas o ajenas al asunto, entonces ¿por qué seguir unas costumbres que sabemos no sentimos? ¿acaso no siente que está siendo hipócrita con usted mismo? El que está pasando por la situación sabe que usted no está sintiendo su dolor. Aun así, se auto engaña y le dice gracias, vuelvo a decir es una costumbre. De hecho, los que sufren por una pérdida es porque se acostumbraron a que eso significa dolor, la misma palabra lleva una energía bien pesada, “perdida”.


Gente bella, no perdemos nada porque nada nos pertenece, ni el cuerpo de fulano ni perencejo, ni siquiera el nuestro, nos hemos aferrado a esto que conocemos sin darle oportunidad a lo próximo, porque siempre habrá un próximo, siempre, ¿cuál es? No lo sabemos y por no saber nos circunscribimos solo a lo conocido, aquí es donde viene el dolor.


Una cosa es la esencia vida y otra el cuerpo, que es su vehículo en este plano. Cuando el cuerpo ya no funciona, la esencia se va, imaginemos que usted se montó en un carro nuevo que condujo por largos años y este dejó de funcionar, no va más ¿qué usted hace? se baja y busca otro, ¿siente dolor cuando se monta en uno nuevo? ¿No está emocionado?, pues así mismo es la esencia, nos quedamos con dolor, sufriendo, viendo el cuerpo, fotos, etc., mientras la esencia, quien realmente somos, está feliz porque pronto tendrá un nuevo cuerpo o ya lo tiene.


El que se va no nos pide permiso, no nos corresponde aferrarnos a un cascarón o a lo que fue. Si dentro de nosotros cambiamos la idea de la muerta y sustituyéramos por siempre como vida, el dolor por perdida no existiría por qué repito, es perdida para nosotros y ganancia para el que desencarnó, podemos decir, “la esencia alegre por qué dejó el cuerpo para tomar otro y nosotros triste porque lo dejó”, ahí no existe un balance, por tal razón digo que debemos internalizar el cambio del concepto de la “muerte”.


El valor de la vida es hermoso, tenemos en el transcurso de la existencia de un sin número de experiencias que moldean quienes somos en el ahora. De la misma manera debemos valorar el cambio que ocurre a otra vida, así como nos alegramos por un nacimiento es la misma alegría que debemos sentir por el nacimiento del que se fue en otro plano de conciencia. La diferencia es que dejamos de verlo y el dolor proviene del apego que tenemos a lo que representa en esta vida.


¿Porque sentimos dolor? Porque nos aferramos a la materia, nos apegamos a quien fue y ya no es, sin embargo, sigue siendo esencia, vida en otro lugar donde nosotros no podemos estar, porque no nos toca todavía.


Todos los procesos de desencarnación son porque ya le tocaba partir hacia otros confines, ¿cómo escogió irse?, ahí es donde no comprendemos ya que puede ser de forma “natural”, enfermedad, accidente, niño, joven, adulto, anciano, cualquiera. Eso es un misterio para nosotros ya que desconocemos los acuerdos que hicimos antes de tomar el cuerpo que hoy tenemos. El acuerdo es de mi esencia, mi realidad, quien soy para poner entre dicho, juzgar o criticar la forma en que otro Ser escogió vivir e irse de este plano. Desconocemos los acuerdos de con quién iba a vivir y con quienes iba a tener las experiencias de vida en todas las etapas, por tanto, quienes somos para sufrir por otro si no comprendo ni nuestro propio camino.


Hay que mirar hacia dentro, desentrañar nuestras incógnitas, comprendernos para poder vivir en plenitud lo que nos falta. Un gran Ser me dijo, “el dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”, se puede vivir en alegría siempre.


María del C. Marrero

Discípula del V.M. Rafiel

Dirigente del Centro Atómico de la Sabiduría del V.M. Rafiel


 
 
 

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