El rey de la oscuridad, el orgullo...
- Gerardo Colón
- 8 dic 2016
- 2 Min. de lectura
La indudable presencia divinal que hay en nosotros está en la espera de poder manifestarse en cualquier momento. Y no tan solo de manifestarse sino también tomar por completo nuestro vehículo de expresión y permanecer para siempre ahí. Pero nosotros ante tanta distracción egoíca pasamos por desapercibido este hecho. Entonces, es donde nuestros agregados psicológicos conquistan terreno y harán todo lo que este a su alcance para nunca abandonar sus territorios conquistados; al contrario, querrán declararse como reyes y reinas ante su súbdito. Estos fieles luchadores, los agregados psicológicos, siempre van con actitud de triunfar para que ellos brillen a menos que los derrotemos. Su lealtad se la deben a un rey muy poderoso que actúa con una sabiduría impresionantemente maligna; ese es el ORGULLO.
Rey de reyes, somete a la obediencia al más inteligente luchador para permanecer en su trono. En cambio, nosotros tenemos a nuestro rey de reyes, que es nuestro Real Ser, con tan bien una fuerza inmensurable capaz de todo. El rey de la oscuridad, el orgullo, trata siempre de esconderse para que jamás sea visto o que descubramos sus viles intensiones y obstaculizar la llegada a nuestro verdadero hogar, nuestro Real Ser. Así que usa cuanta estrategia descabellada o más fina y elaborada para permanecer en su trono. Hay que estar muy consciente de que siempre estará presente en todos los conflictos, batallas y guerras, pero envía al frente de batalla a sus peones como serían el odio, el rencor, la mal querencia, etc. y el permanecerá en la retaguardia maquinando su próximo movimiento.
En cada lucha que nosotros emprendemos contra ese ejercito de agregados psicológicos, debemos defender con nuestra espada de sabiduría adquirida en otros conflictos. Hay que aplicar las experiencias positivas y sobre todo lo que es la sinceridad interna. Debemos bucear en nuestro interior y buscar cuanto vestigio de orgullo pueda haber, especialmente el que le encanta, la justificación. Detrás de ella se esconde el orgullo solapado y se muestra como si no existiera, pero se aparece como una piedra en el camino para que no podamos disfrutar a plenitud de los efluvios que emanan de nuestro Real Ser.
La sinceridad interna viene de nuestro Real Ser, es dulce brisa que refresca nuestro entendimiento y limpia el camino. Es luz brillante que permite ver y disfrutar de la belleza de los colores de lo divino, lo sublime. Es la que nos va a llevar a tocar la puerta de la HUMILDAD donde vive la verdadera felicidad y lo luminoso de nuestro Real Ser. No tengamos tregua contra esa maligna energía llamada el ORGULLO ya que tratará de persistir su existencia en lo mínimo en nosotros. Entonces declarémosle que nuestro rey aliado es la HUMILDAD.
Gerardo Colón Belgodere
Discípulo del V.M. Rafiel
Dirigente del Centro Atómico de la
Sabiduría del V.M. Rafiel

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