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Todos nosotros debemos entender...

  • Vilmary Montañez
  • 17 mar 2017
  • 3 Min. de lectura

La muerte o desencarnación es un cambio que muchos no quisieran ni hablar, otros le temen y algunos no entienden o no quieren entender su propósito. Esta es solamente el momento en que todos nuestros órganos y sistemas se deterioran a tal grado que no son capaces de seguir su funcionamiento. Este proceso de deceso es uno que comienza desde que nacemos ya que el deterioro de nuestros órganos vitales comienza a degenerarse desde ese momento.


La mayoría de nosotros piensa que cuando la persona pasa este proceso todo será diferente, la persona se va de nuestro lado y no lo vemos nunca más. Realmente tienen razón, una vez este cuerpo se va de este plano no podemos ver este ser tal como lo conocíamos; pero no quiere decir que eso que comúnmente la mayoría conoce como “alma” se desvaneció. Visualmente la forma de la materia en que se encontraba ya no existe, su “alma” y su real ser prevalecen, aunque no en este mismo plano.


Todos nosotros debemos entender que la muerte es solo un paso a algo diferente, un nuevo comienzo. Esto para los que creen en que la vida no se acaba luego de la muerte; el real ser, es la parte divina que existe en todos nosotros, es una transformación de conciencia, esto depende enteramente del trabajo interno que hayamos realizados durante nuestro recorrido por esa existencia.


Vamos a hablar un poco del proceso de desapego luego de la desencarnación. Para las personas que pierdan un ser querido es muy triste el proceso de perdida, más si se trata de un familiar, regularmente este ser querido cae en una tristeza profunda y le toma un tiempo reponerse de esto. Por esta razón es primordial el cuidar el apegarnos a los demás. No mal entienda, si definimos apego es el afecto o cariño por una persona, cosa o situación. Pero cuando este se transforma en uno excesivo llegando a un término de asfixia o no querer soltar lo que entendemos que es nuestro, aquí es que debemos tener cuidado. Es en estos casos que el apego nos hace daño a nosotros y a otros.


El proceso de cambio es algo que para el familiar o amigo que está en la tierra, y no está trabajando con su desapego, tendrá mucho sufrimiento envuelto cuando esta persona desencarne. El desprenderse de esta persona es doloroso en cualquier circunstancia pero si es bajo una enfermedad terminal da un poco más de tranquilidad ya que por fin terminó su sufrimiento humanamente hablando.

El proceso de apego está creado, según la sociedad, para unir a la familia, pero esto en ocasiones como está hace más daño que bien. Por ejemplo, en muchos casos la familia es el peor dolor de cabeza; los niños abusados física y verbalmente normalmente lo hacen en el entorno familiar, un tío, primo, hasta inclusive hermanos y hasta uno o ambos padres. Estas personas en ocasiones fueron también abusadas por otros familiares. Estas personas están enfermas en un grado que no es normal, hacen daño a su vez a personas inocentes y débiles, aún en momentos que ni siquiera se percatan de esto.


En estos instantes mi reclamo no es por atacar a las familias en una situación difícil, sino crear conciencia de que estos sufrimientos en algunas personas no entienden que esto pueda pasar e inclusive no son capaces de entender que ocurra. Nosotros como seres que estamos en busca de la purificación debemos mirar todos estos defectos que humanamente pueden llevar a que el sufrimiento sea algo que se pueda mantener en un difícil entorno familiar y pasar desapercibido en donde menos pensemos.


Debemos de ver tanto la desencarnación como el desapego, como un proceso de limpieza de nuestros agregados psicológicos y la purificación. El momento en que llega el cambio tenemos que estar despiertos y conscientes de que cada cual tiene un proceso de vida y por tanto debido esto desencarnará o trascenderá el plano. Si una persona no ha trabajado su interior volverá a este plano con todos sus agregados psicológicos. Cuando un ser humano decide cambiar y detener el dolor debe de estar dispuesta a someterse a un trabajo interno intenso y trabajar sobre todo con sus egos sobre todo entendiendo que la persona más difícil de cambiar soy yo mismo.

Tenemos que ver la muerte como parte de la vida y el trabajo interno constante como nuestra forma de comportamiento para trascender el plano en vez de desencarnar una y otra vez, en vez de movernos de plano para siempre.


Vilmary Montañez


Discípula del V.M.Rafiel

Dirigente de Centro Atómico de Sabiduría de V.M.Rafiel

 
 
 

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