Cuando la persona se encuentra atrapada...
- Zannia Cruz
- 6 abr 2017
- 4 Min. de lectura
Los seres humanos etiquetamos a las personas muchas veces sin darnos cuenta y eso nace de ese “yo soy”, un calificativo que nos da nuestro propio ego para desviar nuestra atención de una realidad más sublime de quienes somos realmente. Nos posicionamos en esa engañosa burbuja y desde ahí observamos a los demás, juzgando en silencio, acusando y señalando.
Los diferentes actos y comportamientos como estos que nacen de nuestro centro atómico negativo se convierten en un oscuro y desagradable veneno que nos consume poco a poco hasta que no queda nada más que un cascaron a la disposición de la parte oscura ya que se pierde totalmente aquella sutil voz que en algún momento nos decía que podemos ser más, podemos ser mejores seres humanos, podemos ser más especiales.
Cuando la persona se encuentra atrapada por todo esto y va, por ejemplo, a un parque donde ve a una joven bailando en el centro de todo, tal vez practicando libremente alguna coreografía y ya la etiqueta de loca. El sello de “loca” que esta persona inconsciente le pone a dicha joven nace porque ella está bailando sin música ahí en el medio del parque y es algo que la persona que se encuentra pensando de esta manera, nunca haría. Estos son los famosos amargados que ya no encuentran que más hacer si no es juzgar, juzgar y juzgar un poco más.
Muchas personas son y se ven a sí mismos como seres infelices y les molesta grandemente que otros sean felices especialmente si se encuentran en su periferia. Piensan, “yo soy infeliz”, se lo graban, se lo cosen a la piel y los consume por dentro, pero no logran reconocer de donde nace todos esos pensamientos densos y tóxicos en contra de los demás.
Si se encuentra en este tipo de muchedumbre sepa que nace de su huésped invisible, el ego que genera su núcleo atómico negativo.
Entonces, ya podemos comenzar a comprender lo dañino que es para aquellos que se encuentran tan enraizados con ese “yo soy” y viven juzgando a todos. Salen al mundo dentro de una burbuja a la que nadie se puede acercar, son personas solitarias, infelices, altaneras, amargadas y que todo lo ven como algo negativo. Si en una fila esperando a ser atendido alguien se acerca a hablarle, ya lo etiquetan de imprudente y aun peor si hace algún chiste buscando que todos se rían y pasen un buen momento. Cuando ven a alguien riéndose solo, es un ridículo, un demente y así continúan simplemente porque piensan, “yo no lo haría”.
Una vez más otro vistazo al mundo desde lo que “yo creo que tiene que ser”.
Entre todo esto continúan esas ramas del ego arropando el interior y enfermando hasta el cuerpo físico. No podemos olvidar que todo lo que nace de nuestro núcleo negativo es tóxico para nuestros cuerpos energéticos y el físico. Es como tener una planta radioactiva en nuestro interior expulsando desechos tóxicos constantemente. ¿Cree que el cuerpo no lo va a sentir? Va a envejecer rápidamente, se va a enfermar de sus órganos, de sus sistemas, vivirá siempre con dolores de todo tipo, incluso sus chakras se afectaran.
Como mencione en líneas anteriores, nos etiquetamos nosotros mismos o permitimos que otros lo hagan al nivel de creernos que sí es así aceptando inconscientemente cualquier absurda idea que tengan sobre nosotros. Si se le repite constantemente a un niño que es un inútil, es la etiqueta que se pondrá y así será, pero si al contrario se le dice lo importante y especial que es no necesitará resaltar sobre los demás ni vivirá tratando de llamar la atención.
Los múltiples traumas también tienen mucho que ver en cómo nos vemos a nosotros mismos y a los demás. Aquel joven que necesita urgentemente ser diferente y resaltar de los demás en ocasiones se obliga a sí mismo a convertirse de una u otra manera en una persona fuera de lo normal. De ahí nacen muchas modas, si se les puede llamar así, perforaciones en los lugares más extraños, tatuarse hasta la bola de los ojos, vestimenta nada común, comienzan a decir “yo soy rockero”, “yo soy religioso”, “yo soy emo”, “yo soy de la clase alta”, “yo soy de la calle” y así sucesivamente.
Todo esto solo porque necesitan resaltar ante los demás y eso los conlleva a etiquetarse y al florecimiento pleno de su ego interno de sus más ocultas tinieblas que trayéndolas al mundo físico con ayuda de los conceptos y costumbres entre muchos otros agregados psicológicos.
Que tantas cosas pueden nacer de un triste pensamiento que nos repetimos. Qué tal si en vez de repetirse, yo soy, usted se repite, yo no soy. Yo no soy ira, no soy lujuria, no soy envidia, no soy tonto, no soy amargado, no soy de los que critican ni de los que juzgan, etc.
El camino es nuestro y solo nuestro, necesitamos aprender a velar por nosotros. Cada acto o pensamiento en contra de otro es simplemente en contra de nosotros mismos. Recuérdelo bien. No es el interior del otro que va a acumular más densidades sino el suyo.
Mientras nos encontremos manifestando lo positivo nuestro camino será más llevadero, pero si vivimos señalando y pensando en contra de nosotros mismos por creencias o por conceptos que quieren manipular nuestra realidad continuaremos caminando por la oscuridad.
Libérese, sea usted mismo, traiga al mundo físico los destellos de luz que se encuentran en su interior no su parte oscura.
Zannia Cruz
Discípula del V.M. Rafiel
Dirigente del Centro Atómico de la Sabiduría del V.M. Rafiel

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