Al asomarnos a reconocer...
- Gerardo Colón
- 9 nov 2017
- 2 Min. de lectura
La valija más valiosa que debemos trasportar es nuestro trabajo con nuestro interior en el camino espiritual. El mismo lo debemos transportar a todos lados, en todo momento y sabiendo conscientemente que es un tesoro de incalculable valor que trasciende fronteras territoriales y también en el plano en que nos encontramos.
Por otro lado, sino ponderamos la importancia vital que tiene el camino espiritual no estaríamos entendiendo la grandeza y prolongación que abarca el mismo. Es necesario que usemos otra escala de medición y otro tipo de calendario de mayor magnitud para ver que lejos estamos, que pequeño e insignificante nos convertimos, lo mucho que nos falta y así tenemos un marco de referencia muchísimo mayor, más amplio. De esa manera podremos al menos ubicarnos, donde estamos y hacia donde nos dirigimos en nuestro camino espiritual. Al asomarnos a reconocer la extensa prolongación del camino espiritual nos asombraremos que a penas “hemos nacido” en cuanto a evolución se refiere.
Veamos, si se detiene solo por un instante a indagar matemáticamente cuanta diferencia hay en tamaño entre nuestro planeta Gaia y nuestro “sistema solar”, para luego llevarlo y ubicarlo con nuestra galaxia; luego compararla con la próxima galaxia más cercana, Andrómeda, obtendríamos un pequeñísimo cálculo de lo pequeña que es esta esfera llamada Gaia, ¿y usted cómo se ve en ese cálculo? Sabiendo que solo trajimos al cálculo la próxima galaxia y sin transpolar a las siguientes galaxias que hay miles de millones más. Tendríamos que tener presente ese dato, que son miles de millones de galaxias que aún no tenemos su amplitud o alcance físico para medir su tamaño.
Es decir, cuando usamos esas escalas gigantescas nosotros seremos como una partícula de polvo viajera o como un átomo que nuestro sentido de la vista no percibe, como también Gaia sería una célula dentro del Creador. Cuando vemos esa magnitud, no precisa, del cuerpo del Creador comprenderemos que en las prácticas de visualización nuestra percepción de la grandeza del Creador se queda muy corta, ya que el horizonte se acaba de alejar muchísimo más.
Entonces, hay que apresurarnos a purificarnos ya que la longitud del camino acaba de perderse al no encontrarnos en un punto cardinal que nos ubique porque cada vez que nos detengamos a medir cuánto nos falta y cuánto tiempo nos tomará, descubriremos que hay más horizonte.
Por lo tanto, nuestro camino espiritual tendrá cada vez más y más amplitud con una brillantez de luz y sabiduría que siempre será un misterio, no hay descanso en el recorrido ya que esta prolongación solo será un misterio. Esta es la maravilla de aventurarnos de la mano del Ser camino a casa por el extenso camino espiritual.
Gerardo Colón Belgodere Discípulo del Venerable Maestro Rafiel

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