La vida fluye constantemente... Segunda Parte
- MaríadelC. Marrero
- 22 ago 2018
- 3 Min. de lectura
Entonces, el planeta es el cuerpo de un Ser y nosotros estamos dentro de ese cuerpo. De igual forma podemos inferir que el planeta es un componente de un cuerpo mayor, el cosmos. De hecho, ese cuerpo pertenece a un espacio aún más enorme, así que de qué estamos hablando cuando nos referimos a esta humanidad en comparación con el cosmos y fuera de él. Deberíamos hacernos una pregunta, si el planeta es un componente de un cuerpo mayor ¿dónde quedamos nosotros? No seríamos ni siquiera como una partícula de polvo.
Cuando nos referimos al cosmos como el cuerpo de Dios es importante saber que existe la vida en una variedad inimaginable de formas y componentes. Hablar de los componentes es porque existen otras humanidades con cuerpos como el nuestro, con variaciones de materia; de vapor, mitad materia y mitad gas y así sucesivamente podemos ver una variedad de vida sostenida por el mismo existir, en evolución constante y expansion.
La vida fluye constantemente por todo el cuerpo nuestro, de igual forma ocurre en el de Dios. Estamos dentro de su cuerpo en un punto que desconocemos. Si lo comparamos con una célula de nuestro cuerpo localizada en un pie, cuanta distancia hay para llegar a la cabeza, por tanto, qué tan inmenso es el cuerpo de Dios, a qué profundidad nos estamos refiriendo. Nuestra parte pensante no imagina tal grandeza y como he dicho anteriormente, el hecho de no verlo no es igual a que no exista. Existe, queramos o no y se encuentra en una expansión constante de pura creación de universos, movimientos y fluir de la vida en cada rincón.
Cuando lo vemos de esta forma abrimos la puerta a una realidad de mayor amplitud consciente, donde permitimos sumergirnos en esa profundidad para descubrir mundos llenos de radiantes movimientos, luz y pureza. Al observar la grandeza de ese cuerpo no podemos dejarlo ahí, ya que la misma evolución nos impulsa a establecer esa conexión con nuestra realidad.
Con los ejemplos anteriores quiero llevarlos a que comprendan que sentados, pensando que todo es un misterio y no debemos mirar hacia esa vastedad, es la forma más cómoda para quedarse en el vaivén de las existencias. Mientras nos movemos a escudriñar esos misterios, nos encontraremos frente a frente a nuestra verdadera razón de estar en este plano de materia tridimensional. Vamos en evolución, le guste o no. Somos impulsados por el palpitar del existir, es por tal razón que el seguir pensando que somos los únicos con este tipo de vida terrenal, es cerrar nuestros ojos por puro miedo y no dar frente a lo que nos llevará a otros estados de consciencia.
Tenemos una relación estrecha con todos los movimientos, que ocurren constantemente en el universo. Somos parte de ese gran cosmos y no somos los únicos. Como le he dicho, hay humanidades de diferentes formas, tamaños, colores, con un solo ojo, en realidad nuestra imaginación quedaría corta porque son millones y millones de formas. También es meritorio saber que al igual que nosotros van en evolución. Hay humanidades cuya conciencia está muy elevada en comparación a la nuestra, sin embargo, existen otras mucho más densos que la nuestra.
Ejemplo de esos movimientos lo son las naves que observamos, no son mentiras o fantasías, son seres que poseen diferentes sistemas de navegación que son capaces de moverse en nuestra atmósfera, salir y entrar sin ningún tipo de dificultad, ya que sus naves están diseñadas con aleaciones diferentes a las que usamos en nuestra transportación, por nombrar algo conocido.
El sistema de iluminación es completamente diferente al que conocemos, ya que no hacen uso del petróleo o gas, sino de otros mecanismos y tecnología que no daña la vida ni el ambiente.
María del C. Marrero
Discípula del V. M. Rafiel
Dirigente del Centro Atómico de la Sabiduría del V. M. Rafiel

Discípula del V.M. Rafiel
Comentarios