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Elevando la comprensión (Parte 1)

  • MaríadelC. Marrero
  • 14 sept 2018
  • 3 Min. de lectura

Estamos lejos de comprender qué es un maestro, guía o iluminado. Si seguimos viéndolo con la comprensión humana jamás podremos profundizar en la prolongación del mismo existir. Los etiquetamos en base a conceptos y dejamos a un lado la sabiduría que nos traen para trascender el plano humano. Sabemos que muchos han utilizado esos nombres en beneficio propio, en esta ocasión hagamos un paréntesis y hablemos de la sabiduría y como a través de ella podemos evolucionar.


Deberíamos comenzar con la comprensión de que nuestro interior tiene una chispa divina emanada del Creador y que hemos venido por diferentes planos en evolución. Descubrir quiénes somos es una tarea altruista porque requiere que nos vayamos en contra de nosotros mismos.


Irnos en contra de nosotros mismos es: no dejar que se expresen nuestros malestares, la motivación de criticar, las ansias de venganza, la tristeza de lo que pudo ser y no fue o de lo que deseo y no puedo lograr, de la creencia de ser mejor que el otro, de juzgar vestimentas, peinados, cuerpos, estatus sociales, actitudes, de hablar del prójimo juzgando sus hechos, en fin, la lista es enorme porque si observamos así es nuestro comportamiento la gran mayoría del tiempo. Todo lo mencionado anteriormente, son costumbres con muchas densidades que hemos aprendido durante todas nuestras vivencias, tomándolas como norte para subsistir.


Para poder integrar todas las virtudes de Dios tenemos que deshacernos de todos esos conceptos equivocados y formas de ser que en nada contribuyen en nuestro bienestar físico, emocional y espiritual.


Nosotros somos seres humanos con un sin número de densidades adquiridas durante nuestro paso por el plano humano. En este tiempo de accesibilidad a la información podemos encontrar gran variedad de textos que dicen ser de maestros, otros llegan por canalizaciones y otros medios. En el anhelo de querer creer en algo, nos enfocamos en eso textos por tener un renombre y a eso le damos validez.


No debemos asumir que un Ser que trae luz (sabiduría, energía) a través de sus enseñanzas es un impostor, porque estaríamos cayendo en los conceptos irracionales y el fanatismo. La luz se vale de diferentes fuentes para trasmitir el conocimiento que esta humanidad necesita. De igual forma lo hace la oscuridad, desinformando, creando bandos, juzgando, desvalorando y al final el perjudicado es el que anhela trascender este plano de dolor y sufrimiento. Hay que poner en la balanza de la consciencia la información que nos llega por múltiples razones. Estamos en la era de las comunicaciones y muchos se aprovechan de los que anhelan conocer y elevar su vibración. Seamos albaceas de nuestra luz.


Por tanto, yéndome por la parte de la consciencia superior, debemos preguntarnos lo siguiente: ¿cuál es la razón de traer sabiduría a este plano pensante? ¿Por qué es a través de seres que han alcanzado su purificación?

La sabiduría viene de la fuente (Dios), ¿y qué es la fuente?, es luz refulgente, es energía y ésta interactúa con nuestro sistema energético, o sea, con nuestro interior profundo. Para poder liberarnos de las ataduras humanas debemos integrarla y de esa manera llegar a conectar con nuestro Real Ser. Ese trabajo es de cada uno, no existe una varita mágica que nos limpie de tantas densidades creadas por nosotros mismos. Asumiendo la responsabilidad de nuestros actos, reconociendo que los cambios nos costará mucho más de lo pensado, es un gran paso, la recompensa será gratificante. Hay que practicar las enseñanzas, si no se lleva a la práctica no estamos haciendo nada.


María del C. Marrero Discípula del V. M. Rafiel





 
 
 

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