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Cuando se habla de hermandad...

Vamos hablar un poco de aquellos que equivocadamente se hacen llamar seguidores del camino divino. En este camino del cual estamos hablando tenemos que ser bien objetivo a la hora de aplicar aquella sabiduría que en un tiempo fue integrada por nuestro Real Ser o como se le pueda llamar, nuestro interior profundo. Cuando se habla de hermandad tenemos que estar bien claro cuál es el verdadero significado de esa palabra.


Para quien escribe fue un gran honor ser un discípulo de aquella ilustre consciencia que con mucho amor dejó plasmada su sabiduría germinando así en aquellos que muy bien supieron integrarlas, sus amados discípulos.


Decía mi gurú, que no todo aquel que se encuentre físicamente al lado del Maestro es el que está más elevado, entonces, no importa lo lejos que se encuentre un discípulo, pero que siempre es el que sigue sus consejos, ese es el verdadero neófito que está a su lado. No todo aquel que se encuentre en el camino puede entender las enseñanzas de un Maestro. La hermandad hay que practicarla con hechos y sin ningún prejuicio. Un discípulo debe dar el vivo ejemplo de aquello que con mucho amor le fue enseñado por su gurú, la hermandad.


¿No será trabajar en contra de la humanidad tirándole vientos negros huracanados a una persona, que al igual que su gurú, lo dio todo por esta triste y pálida humanidad? ¿Siguieron verdaderamente las enseñanzas que un día y en un tiempo se les dio? ¿Esa es la consciencia de aquellos que supuestamente se encuentran en el camino?


Donde hay capricho reina el verdadero ego negro que obstaculiza el crecimiento de aquellos seguidores de Dios de cada día que pase debemos analizar nuestro comportamiento humano, revisar el centro de nuestra consciencia, de quien fuimos discípulos, que nos enseñaron, cuáles fueron sus consejos, etc. Debemos ser el vivo ejemplo de esa conciencia ascendida; él nos enseñó que todos éramos hermanos, también nos enseñó que vigiláramos nuestra mente para que el diablo no se metiera en ella. Le puede pesar a la consciencia oscura, pero ya nuestras obras tienen su forma, la humanidad día tras día espera por nuestras sabidurías, somos frutos genuinos que practicamos la hermandad.


Seguiremos descubriendo lo desconocido en aquellas profundas longitudes, parámetros para nuestra conciencia humana inmanifestada.


V.M. Rafiel



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